Desde el inicio del ser humano en la tierra, tuvimos que defendernos o atacar a posibles amenazas contra nuestra vida o la de nuestros seres queridos. La evolución se encargó de preparar nuestro cuerpo para ello. Estamos diseñados para defendernos del ataque de un animal más grande, de una situación donde tendríamos que correr para evitar que acaben con nuestra vida o de un posible encuentro con un animal más pequeño en cuyo caso tenemos la opción de pelear y ganar. Este comportamiento de nuestro cuerpo se llama comúnmente respuesta de ataque o huída y actualmente es más conocido como estrés.
Cuando nos sentimos amenazados, recibimos una respuesta del sistema límbico, que controla nuestras emociones, comportamiento, memoria, el sentido del olfato, el hambre, sed, excitación sexual, miedo y sueño. Más específicamente del sistema nervioso autónomo, una compleja red de glándulas endócrinas, que regulan automáticamente nuestro metabolismo y química hormonal. El sistema nervioso autónomo también regula ciertas funciones inconscientes como mojarse los labios, parpadear y estornudar.
Síntomas:
- Empezamos a sudar; nuestro cerebro límbico sabe que si estamos en riesgo de pelea o huida nos podemos sobre-calentar, y sudar es la manera más rápida de bajar nuestra temperatura.
- El cuerpo empieza varios procesos metabólicos que ayudan a enfrentar una situación de peligro. Las glándulas segregan adrenalina (llamada también epinefrina) y otras hormonas para acelerar la respiración, que el corazón lata más fuerte y elevar la presión sanguínea, para llevar rápidamente más sangre oxigenada al cerebro y a los músculos.
- Tenemos más energía gracias a la adrenalina y el cortisol que fluyen a nuestro torrente sanguíneo. Al mismo tiempo el páncreas secreta la hormona glucagón, para subir inmediatamente los niveles de azúcar en la sangre (equivalente a mucha cantidad de dulces y chocolates) y darnos todavía más energía.
- Los sentidos se agudizan y todas las distracciones, dolor, pensamientos y conversaciones internas desaparecen. El único objetivo: sobrevivir.
- Dejamos de secretar hormonas sexuales y de crecimiento para ahorrar energía.
- El sistema inmune deja de defendernos, ya que en este momento de pelea o huída estos cuidados no son tan necesarios.
- El fluido de la sangre hacia la piel se detiene.
- El corazón late más fuerte y manda más sangre a las extremidades para que podamos huir o defendernos.
- Se descuidan los procesos: digestivo, de eliminación y de secreciones de los órganos internos, ya que el cuerpo se pone en estado de emergencia para defender nuestra vida.
- Las plaquetas se hacen mas densas para evitar un desangramiento en caso de ser heridos.*
Efectos del estrés en el cuerpo:
Cuando el estado de estrés es constante, el cuerpo va acumulando estas condiciones, lo que puede producir lo siguiente:
- Sube la presión sanguínea y el esfuerzo en nuestro corazón.
- El cortizol sube nuestros niveles de colesterol.
- Sube el nivel de adrenalina en nuestro cuerpo y nos sentimos más ansiosos.
- Baja la producción de insulina y aumentan los niveles de azúcar debido al glucagón.
- Las plaquetas se vuelven mas densas y la sangre más espesa.
- Se suprime el sistema inmune porque el cuerpo esta en constante estado de alerta.
- Se disminuye la producción de hormonas del sexo y del crecimiento.
- Se producen problemas digestivos.
Este estrés acumulado puede causar los siguientes diagnósticos: enfermedad coronaria del corazón, ansiedad, adicciones, problemas de concentración y atención, diabetes, desórdenes gastrointestinales, infecciones, cáncer, coágulos y ataques al corazón. En el cerebro se ven afectadas las áreas de la memoria, concentración y la capacidad de aprendizaje. Y a medida que pasa el tiempo, el estrés crónico también puede causar lo siguiente: disfunciones físicas o sexuales, síndrome de cólon irritable, fibromalgia, lupus, enfermedad de Crohn's, migrañas, desórdenes de la piel como psoriasis, ataques de pánico y palpitaciones.
¿Que hacer?
- Meditar 15 a 20 min todos los días para contrarrestar sus efectos en nuestro cuerpo.
- Yoga, tai chi o aikido mínimo dos veces por semana.
- Ya que el cuerpo esta preparado para correr o pelear, lo ideal es tratar de realizar algún tipo de ejercicio vigosoro; subir y bajar gradas, dar una vuelta a la manzana, etc., en el momento en que nos sentimos en este estado de pelea o huída.
- Enfocarse en el cuerpo, sentirlo y regularizar la respiración.
- Comer una dieta saludable, muchas frutas y verduras.
- Darse un baño de tina.
- Escuchar música relajante
- Darse un auto-masaje en todo el cuerpo con aceite de oliva, ajonjolí o aguacate mezclado con algún aroma relajante; lavanda, romero, menta, eucalipto, romero, manzanilla, geranio, rosa.
- Buscar 10 minutos de silencio al día.
- Echarse agua en la cara, especialmente en la boca cerrada al empezar a sentir sus efectos.
- Dormir antes de las 10:30 pm.
- Inhalar lentamente, exhalar lentamente, respirar… respirar…respirar…
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* Secrets of Meditation, Davidji, 2012
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El cuerpo reacciona automáticamente cuando se siente amenazado, la situación de peligro puede ser real o imaginaria pero el cuerpo reacciona como si la situación fuese real. Esto se puede percibir claramente en las pesadillas nocturnas. De acuerdo a los últimos estudios, la meditación es ideal para contrarrestar sus efectos. Es muy importante dedicar mínimo 15 minutos al día para meditar y relajar el cuerpo.
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