Quizá no lo has notado, pero muchas personas estarían dispuestas a dar demasiado con tal de verse perfectas. Incluso estarían dispuestas a poner en riesgo su salud.
De hecho ya está sucediendo. La prisa por perder peso ha provocado un fenómeno social y psicológico que ha dado como resultado una polarización en cuanto al peso corporal. Por un lado la Obesidad y el Sobrepeso es una epidemia mundial y por el otro la Anorexia y Bulimia Nerviosas van en aumento entre poblaciones cada vez más jóvenes.
No es casualidad. Es un tema cultural. Un asunto de significados. Le damos demasiada importancia a la estética, la belleza física y la perfección de la imagen externa. Verse bien es válido. El problema es cuando eso se vuelve una prioridad en grados obsesivos. Si además esto, comienza en edades más tempranas y que la sociedad nos juzga por nuestra apariencia, tenemos que ya se presentan casos de Anorexia Nerviosa en niñas desde 7 años de edad.
¿Cuánto estamos dispuestos a sacrificar a cambio de una figura ideal? Al parecer estamos sacrificando a nuestras propias hijas. Y a los hijos también. Ya se han visto casos de este trastorno alimentario en varones desde los 9 años de edad.
En muchos colegios hay al menos tres casos de Bulimia Nerviosa o Anorexia Nerviosa entre los alumnos de secundaria. En los de mayor edad también, solo que saben ocultarlo mejor y muchas veces el problema tarda demasiado en detectarse. Basta con decir que es vegetariano o que ya comió en otro lado, para ocultar la restricción cada vez más severa en la alimentación que muchos jóvenes se están auto imponiendo.
En la adolescencia y la pubertad es fácil que un TCA (trastorno de conducta alimentaria) pase desapercibido, confundiéndose con un posible caso de cambios hormonales típico de la edad El clásico "está de muy mal humor, pero es la edad, ya se le pasará". Meses y años después se va complicando cada vez más hasta que ya es más evidente. De tal manera que cada kilo de peso que nos tratamos de quitar del cuerpo nos está costando muchos meses de enfermedad, ya sea en los hijos o en la persona misma que se está obsesionando cada vez más con su figura.
Y ya no digamos el tema de la figura ideal. ¿Esa quién la define? ¿Quién decide lo que es belleza? ¿Quién elige lo que se ve mejor? Lo que en un país o en una época puede ser belleza, en otro contexto puede ser lo contrario. Por el otro lado, la constante batalla por perder peso ha derivado en intentos mal planteados que terminan en más aumento de peso. El famoso yoyo, donde bajas 5 kg con los licuados de la vecina y terminas subiendo 10 cuando ya no los soportas y sucumbes comiendo tamales, tacos y tortas fritas con enjundia y desesperación que antes no tenías. El círculo vicioso de la restricción, obsesión, compulsión, culpa, abandono, desmotivación que vuelve a empezar pasando la siguiente temporada vacacional o festiva.
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Hay mucho que decir más adelante. Por ahora, quedémonos con esta pregunta. ¿Cuánto más y hasta cuándo?
- Argentina
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