Cuando nos encontramos con algún amigo por la calle y nos pregunta cómo nos encontramos, la respuesta va siempre dirigida a nuestro estado físico ¿cierto? ¿Por qué nos preocupamos por nuestra salud física y no hacemos lo mismo por nuestra salud mental?

 

El tema de la Salud Mental o la Higiene Mental, ha sido puesto de lado por muchos años, e incluso pudiera decirse que, en algunas ocasiones se ha vuelto un tema tabú, puesto que solemos hablar con plena libertad sobre nuestra salud física, pero no ocurre lo mismo cuando se trata de nuestra salud mental. En este caso, suele generar cierta vergüenza el hecho de manifestar que no nos encontramos bien a nivel emocional.

Afortunadamente, se está intentado dar mayor apertura a los problemas psicológicos y psiquiátricos más comunes, que antes quedaban destinados sólo para los especialistas del área y las personas que los padecían. Se intenta difundir la importancia de lograr un equilibrio, tanto en nuestro bienestar físico, como nuestros bienestar emocional. Y es que la Salud Mental debe ser considerada igual de importante que la Salud Física.

Cuando hablamos de Salud Mental, nos referimos a nuestro bienestar emocional, psíquico y social. Determina la forma como nos enfrentamos a los problemas de la vida diaria, cómo manejamos el estrés, cómo nos relacionamos con los que nos rodean y cómo tomamos nuestras decisiones.

Entonces, siendo tan importante, ¿Por qué solemos dejarla en un segundo plano?

A veces nos encontramos con personas “exitosas”, cuya vida es extenuante y súper estresante. Puede que tengan una buena casa, el carro del año, pero no logran ser felices pues están sometidos a altas cargas de estrés para poder mantener ese nivel de vida.

Tenemos también, los que no pueden dejar de trabajar, alcanzan buena parte de sus objetivos, pero viven cansados, ¡eso sí!, siempre buscando algo más y nunca se detienen a disfrutar “a conciencia” de lo que han obtenido.

De nada sirve, tener dinero si no tienes la capacidad de disfrutarlo. Es habitual encontrar gente que cuenta con todo lo que se pudiera desear a nivel material, pero sufren de serios desórdenes mentales. Entre ellos, los más comunes, la y el Ambas, si no son controladas, pueden socavar de manera muy seria la salud mental.

En el caso de la ansiedad, llevada al extremo, puede generar y al final del camino, podrá convertirse en una enfermedad incapacitante. Por su lado, el estrés cuando se descontrola o el cuerpo se encuentra sometido a largos períodos de tiempo en este estado, podrá generar molestias físicas, como dolores musculares o corporales y en los casos más graves, ataques al corazón.

Es por ello que, así como hacemos ejercicios y cuidamos nuestra alimentación para cuidar nuestra salud física, también debemos hacer lo propio por nuestra salud mental.

Los síntomas de que estamos sobrecargados y que serán la señal de alerta para detenernos y comenzar a trabajar por nuestra salud mental, son los siguientes:

1.- Cansancio y Ansiedad. Aún y cuando aparentamos tener el control sobre nuestra vida, nuestra cabeza puede encontrarse en un terrible caos. Un torbellino constante de pensamientos, casi siempre negativos, que nos acosan disparando los niveles de ansiedad y haciéndonos sentir, en ocasiones, o muy agitados o agotados.

2.- Aislamiento. Es un síntoma de que algo anda mal. No debe confundirse con la necesidad natural de estar con uno mismo. Estamos hablando de períodos de aislamiento prolongados, en los que la persona, agitada por sus pensamientos, busca aislarse para encontrar un punto de equilibrio, pero que por sí sola, no siempre puede alcanzar.

3.- Pesimismo y desánimo. El negativismo, cuando se instala en nuestras vidas, no trae consigo nada bueno, por lo general, viene acompañado de la falta de motivación y la desesperanza. Ambos muy dañinos cuando queremos alcanzar algún objetivo, pues nos hacen perder nuestro norte, haciéndonos en muchas ocasiones, desistir.

4.- Irritabilidad y agitación. Los cambios drásticos en los estados de ánimo, suelen ser una señal inequívoca de que algo está mal, especialmente cuando se desatan sin razones aparentes.

5.- Descuido en la apariencia física. Suele venir asociada con alguna inestabilidad mental, especialmente, la depresión. Un estado profundo de tristeza, que nos impide seguir adelante con nuestros proyectos.

6.- Alteraciones en algunos hábitos. Los estados de nerviosismo y ansiedad constante, pueden desatar síntomas físicos, tales como: los cambios de humor, disminución o aumento desenfrenado del apetito, así como también pueden generar pérdida del sueño.

10 Consejos que podemos aplicar en nuestra vida para mejorar nuestra Salud Mental.

1.- Comer saludable. Es importante evitar los alimentos que pueden disparar nuestros estados de ansiedad, como bebidas que contengan cafeína, comidas con exceso de grasas, carbohidratos en extremo, bebidas alcoholicas, bebidas energizantes, etc. Optemos por consumir alimentos ricos en triptófano, que es un aminoácido productor de serotonina (conocida por sus efectos relajantes y de bienestar). Lo encontraremos en: la avena, almendras, garbanzos, frutos rojos, espinacas, etc.

Para evitar el envejecimiento precoz de nuestras células, podemos consumir alimentos ricos en antioxidantes: chocolate, berenjenas, té verde, tomates, moras, pescados, etc.

Si queremos mejorar nuestra memoria y concentración, deberemos consumir: huevos, aguacate, salmón, atún, anchoas, frutas cítricas y hortalizas verdes, cereales integrales, leche, yogur, quesos, frutos secos, etc.

Además, debemos beber suficiente agua para mantener el cuerpo debidamente hidratado y así ayudarlo a mejorar su desempeño.

2.- Trazar objetivos viables. Estamos de acuerdo que debemos dar el máximo para poder lograr nuestros objetivos, pero el sobreesfuerzo no suele ser muy benéfico para nuestra salud. Por eso es recomendable que a la hora de trazar nuestros objetivos de vida, pensemos en objetivos que sean viables y que estén a nuestro alcance. Para asegurarnos el éxito, no olvidemos contar con una buena planificación. Tener nuestras metas bien trazadas y teniendo claro el cómo las alcanzaremos, nos ayudará a mantener hábitos más saludables y evitará que perdamos la motivación.

3.- Rodearnos de personas positivas. Alejarnos de las personas tóxicas y que no aportan nada a nuestra vida es fundamental. Debemos darle importancia a las personas positivas que nos enriquecen, rodearnos de personas asertivas, alegres, que puedan impulsarnos y apoyarnos. Son personas que son conocidas como “personas medicinas”, pues sin duda nos harán sentir mejor cuando estemos atravesado por una crisis.

4.- Practicar algún Deporte. Para que el ejercicio tenga un impacto positivo, no sólo en nuestro estado físico, sino también a nivel emocional, debemos practicarlo con regularidad y constancia. Como sabemos, el hacer ejercicio elevará la producción de endorfinas y serotonina en nuestro organismo, lo que nos hará sentir mucho mejor. Además, nos ayudará a desviar nuestra atención de los problemas. También, nos ayudará a conciliar mejor el sueño, aumentará nuestra autoestima y nos ayudará a controlar los niveles de estrés y ansiedad.

5.- Meditar: La meditación entrena al cerebro para que pueda funcionar de forma efectiva bajo situaciones de estrés. Es una excelente técnica de autoconocimiento y relajación. Nos ayuda a mantener nuestro foco en el aquí y en el ahora. Además, puede conducirnos fácilmente a la aceptación, de las diferentes situaciones que puedan presentarse en nuestra vida.

6.- Ejercitar nuestra mente. Así como nuestro cuerpo necesita del ejercicio físico para mantenerse de forma adecuada, lo mismo pasa con nuestra mente. Por lo tanto, es importante dedicar unos minutos de nuestro día para realizar ejercicios de agudeza mental: sudokus, crucigramas, operaciones matemáticas, etc. Recordemos que las habilidades que no practicamos el cerebro las pierde por debilitación de las conexiones. ¿No me creen? ¡Intenten hacer una división manual, de tres o más dígitos o una multiplicación! Ojo, ¡que no se vale usar la calculadora!

7.- Salir de la rutina cada vez que se pueda. Permitamos que entre en nuestra vida la espontaneidad. De vez en cuando, optemos por romper con la monotonía, ya que puede llegar a ser aburrida y deprimente.

8.- Disfrutar de la naturaleza y viajar. Organizar viajes que nos permitan desconectarnos del estrés de la vida cotidiana. Respirar el aire puro de la naturaleza, abrazar un animal o un árbol. En fin, relajarnos y sólo dejarnos llevar.

9.- Alejarnos de la televisión y de cualquier tipo de tecnología, eso incluye el celular. Conversar con nuestra pareja y amigos. Practicar un hobby, suelen ser más atractivos, relajantes y saludables que una tablet, celular o televisor.

10.- Organizar de forma efectiva nuestro tiempo. Para ello, debemos establecer prioridades en nuestras actividades y tomar en cuenta nuestras capacidades y recursos disponibles para cada tarea.

Así como programamos, nuestro trabajo, no debemos olvidar incluir los períodos de descanso. Sobrecargarnos, nunca será buena idea. El objetivo de organizar nuestro tiempo es poder realizar nuestras tareas laborales de forma organizada, evitándonos la pérdida de tiempo y ayudándonos a ser más eficientes, lo que nos liberará de una buena carga de estrés.

Mantener nuestra salud mental es muy simple, sólo debemos poner en práctica estos sencillos consejos y darle prioridad a lo que es realmente importante, nuestro YO de forma integral.

Fuente:

Recursos de Autoayuda

Azteca América 

La Vida Lúcida

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País:Ecuador