La isquemia cerebral puede afectar severamente al cerebro y si no se detecta a tiempo puede dejar importantes secuelas en nuestro organismo. Conoce qué es, sus síntomas y cómo detectarla…

 

Cuando el flujo sanguíneo hacia el cerebro se ve disminuido drásticamente o interrumpido, estamos hablando de una isquemia cerebral.

¿Qué está sucediendo?

La sangre no llega de forma suficiente al cerebro, bien sea porque ha existido una interrupción que lo impide (coágulo) o porque se han estrechado las arterias, de tal forma que el riego disminuye considerablemente, privando a las células nerviosas de oxígeno y nutrientes suficientes para que estas puedan mantenerse con vida.

Dependiendo del tiempo que dure esta condición, nuestro organismo podrá tener desde secuelas temporales hasta secuelas permanentes, e incluso en los casos más severos, podrá ocasionar la muerte de la persona que la padece.

La isquemia cerebral, también es conocida, como: trombosis, embolia, apoplejía, infarto cerebral o derrame cerebral.

Existen dos formas en las que se puede ver interrumpido el flujo de sangre en el cerebro:

  1. Trombosis o embolia, también conocido como Ictus Isquémico, tiene lugar cuando un coágulo tapona un vaso sanguíneo del cerebro. Se hace referencia a la trombosis, cuando el lugar de formación del coágulo ha sido la pared de la arteria cerebral. Mientras que, si el mismo se ha formado en otra parte del cuerpo, y ha viajado a través del torrente sanguíneo hasta el cerebro, taponando uno de los vasos cerebrales, recibe el nombre de embolia.
  2. Derrame cerebral o hemorragia (Ictus Hemorrágico), tiene lugar cuando se produce la rotura de un vaso sanguíneo, permitiendo que la sangre se desparrame por el cerebro, impidiendo el flujo normal de la misma hacia las células cerebrales.

Algunos síntomas a los que debes prestar atención

Para que nuestras acciones ante una isquemia cerebral sean exitosas, debemos tener presente que una de las más valiosas, es la reacción rápida ante una posible presencia de ella. Actuar a tiempo, ayudará a que las secuelas sean menores y reversibles.

Para ello, debemos tener conocimiento sobre cuáles serían sus posibles síntomas:

  1. Falta de fuerza, hormigueo y menos sensibilidad en una pierna o en un brazo, o en ambos.
  2. Dificultad para sonreír y notar que la boca se tuerce hacia un lado.
  3. Problemas para beber líquidos, ya que estos tenderán a derramarse por el lado caído de la boca.
  4. Alteración súbita de la visión. En la que podrá haber presencia de visión doble o una total ausencia de ella.
  5. Pérdida del equilibrio y dificultad para mantener la coordinación de los movimientos.
  6. Mareos e imposibilidad de mantenerse en pie sin ayuda.
  7. Dificultad para articular palabras o construir oraciones. Problemas para entender lo que otros dicen.
  8. Dolor súbito de cabeza, acompañado con hormigueo y dificultad de mover alguna parte del cuerpo.
  9. Pérdida de conciencia o desmayo, junto con pérdida de control de esfínteres.

Si se observa la presencia de alguno de los síntomas anteriormente señalados o varios de ellos, lo recomendable será acudir de forma inmediata al médico.

¿Se puede prevenir la Isquemia Cerebral?

La isquemia cerebral se puede prevenir o al menos, es posible reducir los factores de riesgo que son capaces de provocarla. Su ocurrencia está muy relacionada con el estado de salud de la persona, así como a su estilo de vida.

Algunos aspectos que se deben tener en consideración para disminuir el riesgo de padecer una isquemia cerebral son:

1.- La Tensión arterial. Sufrir de tensión alta de forma continua, puede ser realmente peligroso para nuestra salud, ya que esta condición termina debilitando los vasos sanguíneos y aumentando las probabilidades de que se produzca una rotura en ellos, que termine por ocasionar un derrame cerebral.

Por otro lado, también puede ser el origen de la arteriosclerosis, enfermedad que provoca el estrechamiento y endurecimiento de los vasos sanguíneos, aumentando las posibilidades de que el mismo sea obstruido por un coágulo, dando origen a una trombosis o embolia.

En tal sentido, se podrán disminuir los riesgos si se realiza un cambio en la alimentación, disminuyendo el consumo de grasas y de sal.

2.- El Colesterol. Padecer de colesterol alto, constituye un factor de riesgo ante el padecimiento de una isquemia cerebral. Esto se debe a que el exceso de colesterol en la sangre, provoca que placas de grasas se vayan adhiriendo a las paredes de las arterias, lo que ocasionará un estrechamiento de estas. Al sufrir un estrechamiento, aumentan las posibilidades de que los coágulos de sangre queden atrapados en ellas con mayor facilidad, lo que dará origen a un ictus isquémico.

Muchas veces, padecer de colesterol alto, resulta de una condición hereditaria y se podrá mantener su control, con medicamentos destinados para tal fin. Pero si este no es el caso, bastará con llevar una dieta sana, en la que se disminuya el consumo de alimentos ricos en grasas trans y saturadas y, por otro lado, se aumente el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos, además de practicar ejercicios regularmente.

3.- El Nivel de azúcar en la sangre. El exceso de azúcar en el organismo provoca un envejecimiento prematuro y acelerado de los vasos sanguíneos de todo el organismo, incluidos los que se encuentran en el cerebro, lo que se traduce en un aumento del riesgo de llegar a sufrir una isquemia cerebral.

Es por esta razón que, para los diabéticos es de suma importancia el control de la glucosa en la sangre, ya que, por su condición, estos son más propensos a sufrir de arteriosclerosis, tensión alta y colesterol alto.

La reducción en el consumo de azúcar y de carbohidratos, así como controlar el peso corporal, podrán convertirse en medidas preventivas bastante efectivas, ante un posible riesgo de padecimiento de un ictus cerebral.

4.- Las arritmias frecuentes. Si existe el padeciendo de arritmias, con la consecuente alteración del ritmo cardíaco, existirá un mayor riesgo de que la sangre se acumule en el corazón, lo que podrá eventualmente, provocar la formación de coágulos, que en el caso de que sean liberados, aumentará las posibilidades de la ocurrencia de un accidente cerebrovascular.

En tal sentido, la recomendación sería, asistir al médico para controlar esta condición.

5.- Los anticonceptivos hormonales. Las hormonas contenidas en este tipo de pastillas pueden favorecer a la formación de coágulos, lo que aumenta el riesgo de padecer de una isquemia cerebral.

Aunque, en este caso el riesgo es considerado bajo, no está de más limitar su uso, si se trata de mujeres mayores de 30 años que además, sufren problemas de sobrepeso, tensión arterial alta y son fumadoras.

6.- Cambiar una Vida sedentaria por una Vida activa. La falta de actividad física es un enemigo claro de nuestra salud, ya que favorece el incremento de peso, el aumento del colesterol y el padecimiento de diabetes.

La práctica de ejercicio moderado, de al menos 25 minutos cada día, reduce la presión arterial y ayuda a controlar la diabetes tipo 2. Lo que permitirá disminuir el riesgo de padecer una isquemia cerebral.

7.- Dejar de fumar y disminuir el consumo de bebidas alcohólicas. Para mantenerse alejado de los accidentes cerebrovasculares, una de las medidas más inmediatas, será la de dejar el tabaco y reducir la ingesta de bebidas con alcohol.

¿Cómo detectar a tiempo los síntomas de una isquemia cerebral?

Si se sospecha que una persona pudiera estar sufriendo de una isquemia cerebral, existen tres pruebas que se pueden aplicar.

  1. Solicitarle que levante los brazos. Si al hacerlo, uno de ellos se desploma, se tiene un síntoma claro de la ocurrencia de una isquemia cerebral.
  2. Hay que pedir que sonría. Si al sonreír, lo hace de forma asimétrica, es otro síntoma claro de ictus cerebral.
  3. Hacer que repita una frase sencilla. Si no logra repetirla, entonces debe llevarse a esta persona, inmediatamente, a urgencias.

Fuente:

Saber Vivir Tv 

CLARA 

  • Recuerda: Para poder actuar ante una isquemia cerebral, debes saber detectar los síntomas y lo más importante, ser rápido en tu respuesta. De ello dependerá, la amplitud del daño que tendrá la persona que lo sufre.

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