Todos, alguna vez en nuestra vida, hemos pasado por episodios de Ansiedad, o tenemos algún familiar o amigo que sufre de Ansiedad. ¡Estas son las 7 frases que NO debes decirle a una persona que sufre de esta enfermedad!

 

 

Encontrarse en un estado de alerta constante, agitado o nervioso por cosas que aún no han acontecido todavía, temer perder el control de las situaciones, así como de la estabilidad física y emocional, es lo característico en personas que sufren de ansiedad. En los tiempos modernos, son muchas las personas que padecen de esta enfermedad, debido al modo de vida que hemos adoptado.

 

Estamos envueltos en un ritmo de vida, en el que es muy fácil sufrir de ansiedad, pues los niveles de competitividad son cada vez más altos, por lo que debemos ser casi perfectos, los puestos de trabajo ya no son de por vida como antes, por lo que debemos desarrollar todas nuestras habilidades al máximo. Y por otro lado, las normas sociales nos obligan a seguir ciertos patrones que prácticamente no dejan espacio a la espontaneidad. Estudiar, casarte, tener hijos, tener casa, tener carro, es lo habitual. ¿Qué pasa cuando por situaciones de la vida, sentimos que no podremos alcanzarlos? El pensar en este tipo de escenarios y sentir que si no los alcanzamos seremos puestos de lado, menospreciados o poco valorados, nos lleva tarde o temprano a caer en un estado de ansiedad permanente. Especialmente, si no tenemos la capacidad de centrarnos en el aquí y en el ahora, e insistimos en vivir siempre proyectados hacia el futuro.

 

¿Te suena familiar? ¿Haz pasado por situaciones de ansiedad? ¿O tienes algún amigo o familiar que sufre de ansiedad? Situémonos en el caso de que “Sí”, efectivamente tienes algún familiar o amigo que sufre de ansiedad ¿Sabes cómo ayudarlo?

 

Generalmente, cuando tenemos un familiar que sufre de ansiedad, solemos tratarlos desde nuestras perspectivas y necesidades. Casi nunca, nos situamos en las de ellos. Y nos dedicamos a darles consejos que muy probablemente, o no les sirvan de mucho o tal vez acentúen su estado ansioso, pues no estamos tomando en consideración cómo se están sintiendo realmente, sino que nos ubicamos en el escenario de cómo saldríamos nosotros de ese proceso y eso a ellos, no les sirve para nada.

 

Es por esta razón, que hoy te contamos, ¡7 frases que NO debes decirle a una persona que sufre de ansiedad cuando busca tu ayuda! Aquellas cosas que consciente o inconscientemente decimos con la mejor de las intenciones a esa persona que sufre de ansiedad, pero que lejos de mejorar su crisis, la recrudece aún más.

 

 

1.- “No debes preocuparte por lo que aún no ha acontecido”. Hemos dicho que la ansiedad surge, porque nos centramos en el futuro y nos da miedo el posible resultado negativo que pueda tener una situación por la que nos hemos estado preparando. Si partimos de la lógica, esta frase estaría bien, pero la idea no es centrarnos en la lógica, sino en lo que la otra persona está sintiendo, por lo que en este caso, más que en el resultado, debemos centrarnos en el esfuerzo que está haciendo esa persona para superar la situación. Y debemos hacérselo notar. Debemos resaltar su esfuerzo y lo bueno que ha hecho para superarla.

 

 

2.- “Tienes que poner de tu parte e intentar relajarte”. Estamos convencidos de que esta frase es ganadora, pero decirle a un familiar o amigo tuyo que sufre de ansiedad, que aprenda a relajarse, no adelanta mucho, por no decir que no sirve de nada. Pues si ellos pudieran hacerlo, ya lo estuvieran aplicando. Lo que probablemente sienta esa persona, es mayor ansiedad, pues le es imposible calmarse en ese momento. En esta situación lo que podrá resultar será el preguntarle qué está sintiendo y pedirle que te cuente las razones por las cuales se encuentra tan nervioso.

 

 

3.- “No dejas de preocuparte”. Puede que sea cierto, que siempre le de vueltas a un mismo asunto y esto haga con que esté siempre ansioso, pero el reclamarle que siempre se preocupa por lo mismo o que siempre hace lo mismo, lejos de ayudarle, hará que se enfade e incluso, puede provocar que se aleje de ti. En su lugar, pregúntale ¿Qué puedo hacer por ti para que te sientas mejor?.

 

 

4.- “Yo también he pasado por lo mismo”. Parecería bueno el pensar que si empatizas su situación harás con que se sienta mejor. Pero lo que en realidad estás haciendo, o lo que él puede percibir, es que estás trivializandola. Pues un simple estado de estrés o nerviosismo y un ataque de ansiedad, no son nada comparables. Todos somos diferentes, por lo que tenemos formas diferentes de enfrentar las situaciones, deberás intentar entender la suya y tratar de encontrar la manera de hacerlo sentir mejor.

 

 

5.- “¿Pensaba que ya lo habías superado?”. En este caso, estamos de nuevo trivializando la situación. Muy probablemente, lo que consigamos es el enfado de la persona, por sentir que no logramos entenderla. Puede que a nosotros nos parezca sencillo superar una situación de nervios o estrés, pero debemos pensar que la ansiedad va más allá, es una enfermedad y es muy difícil de superar. Especialmente, si no estamos siendo atendidos como se debe.

 

 

6.- “Sal a divertirte para ver si piensas en otra cosa”. Tal vez la persona que está sufriendo de ansiedad se acerque a ti para hablar sobre lo que le está sucediendo. Decirle que salga a divertirse y piense en otra cosa, a menos que te haya pedido que la distraigas, es desvalorizar o minimizar su problema. Salir y divertirse, pensar en otra cosa, no es realmente una solución a un problema. Si es cierto, que algunas veces, si dejamos de pensar en un asunto y ocupamos nuestra mente en otra cosa, tal vez la solución a nuestro problema aparezca más fácilmente, pues dejamos de agobiarnos y en cierta forma, logramos relajarnos, lo que luego nos permitirá pensar mejor, pero no es la solución para todo.

 

 

7.- “Tu eres el único dueño de tu actitud”. Tendemos a pensar que cuando una persona se siente triste, nerviosa o se encuentra en un estado emocional negativo, es una cuestión de actitud, pero lo cierto es que no es tan fácil como eso. Es importante que la persona que sufre de ansiedad asuma la dificultad que supone superar el proceso ansioso y que esto no se debe a falta de voluntad, sino a la propia enfermedad. En lugar de minimizar el problema, debemos hacer que la persona se de cuenta que tal como cuando tenemos un problema físico, acudimos al médico y para superarlo debemos someternos a un tratamiento, a nivel psicológico sucede lo mismo, nuestra mente también puede enfermarse y en tal situación debe ser atendida. Vivimos bajo el estigma de que ir al psicólogo es malo, o qué pensarán de nosotros si visitamos un psicólogo, pero lo cierto es que no tiene nada de malo y si es necesario, debemos acudir a él.

 

 

 

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