La convocación, el llamado, es un honor para quien la recibe, cuando lo hace, ha alcanzado ya su éxito personal.

 

Ser convocado es un hecho, que en el último tiempo ha ido perdiendo consistencia con el concepto que encierra, pues el término se lo usa igual para un tema trivial, como para otro de mayor envergadura y trascendencia en la vida de las personas.  Este último es el que hace referencia al qué hacer deportivo y a las implicaciones en la vida práctica de quienes lo eligen, pues de la respuesta de cada convocado, depende el resultado del trabajo arduo de un equipo y significa un valioso entrenamiento personal, pues saber responder a estos llamados,  prepara a quienes los reciben, a hacerlo con todos los aspectos de la vida humana.

Cuando una persona es convocada, quiere decir que ha sido reconocida, sea bien por su talento;  o por el esfuerzo desplegado en el entrenamiento; o bien por el liderazgo que ejerce entre los miembros de un equipo, con el que lo encamina al éxito; pero podría ser también una oportunidad para vivir la experiencia inigualable de ser parte del equipo, aunque quizás no alterne ni un minuto en la cancha.  Cuántas veces se pasa la vida esperando por una cita de titular sin comprender que un equipo bien logrado, no puede sostenerse sin suplentes, que eventualmente, pasan a ocupar lugares protagónicos.

El equipo, que es una reunión de voluntades dispuestas a encajar puntos, goles, canastas, con el objetivo común de llevar a este conjunto de personas al triunfo, confía en que cada uno de los convocados asuma este compromiso con la responsabilidad que este llamamiento requiere, y entregue su concurrencia sin condiciones, ni limitaciones y peor aún, con ausencias que nunca van a tener justificación.  Más aún, un buen deportista sabe que no siempre será convocado pero que siempre debe estar listo para cuando llegue el momento.

La convocación, el llamado, es un honor para quien la recibe, cuando lo hace, ha alcanzado ya su éxito personal.  Si traspasamos esta visión a la del equipo, diremos que la divisa que ha sido emplazada a tomar parte en cualquier compromiso deportivo, ha empezado a concretar el triunfo, una vez que ha reunido a todos sus convocados. Ahora sí, tendrá la demanda de ser la mejor, como resultado de una correcta combinación de esfuerzo, entrega, disciplina, constancia y mucha alegría de sus participantes que pueden sentirse afortunados de afrontar retos que les permiten saber que han tomado una ruta.

Hay muchos que dicen buscar el deporte por los inmensos beneficios que éste produce en la formación del carácter y de la personalidad, y no se equivocan, siempre y cuando, estén a la altura de su natural código de honor, como es responder con altura, a la más mínima de sus convocatorias.  

País:Ecuador