Dormir y comer adecuadamente son las dos terceras partes del entrenamiento, son los hábitos que sostienen y complementan una adecuada preparación de la cancha. Sin el sueño apropiado y el descanso necesario, será imposible llegar al estado óptimo que un deportista que se prepara para ello, debe tener. Podemos prestarle toda nuestra dedicación al entrenamiento en cancha, que siempre estará incompleto sin estas dos partes adicionales, que corresponden al entrenamiento invisible y autónomo.
Para tener un sueño reparador, es indispensable entrar en la primera etapa del sueño a las 23:00 como máximo, y dormir entre 6 a 8 horas para el caso de personas adultas, sin embargo para niños y adolescentes, el número de horas varía de acuerdo a la edad, pero nunca debe ser menor a 8 o 9 horas seguidas. Durante el día es bueno descansar, que significa cambiar de actividad, por lo tanto buscarse una actividad diferente que salga de la rutina para hacerlo, y hasta planear una siesta que no exceda de los 20 minutos, son buenas opciones pero nunca reemplazarán el sueño nocturno que es el verdaderamente encargado de reparar.
Dormir el tiempo necesario aporta, a cualquier edad, a la salud de las personas, pero en los chicos particularmente, asegura un mejor desempeño escolar; un ascenso en la curva del crecimiento; y un estado emocional en equilibrio. Estas son razones más que importantes para estimular rutinas que nos lleven a mantener buenos hábitos del sueño; pero en un deportista, que suma a su actividad regular, un tiempo de entrenamiento habitual, es una obligación, mayor aún vísperas de un partido. Si el sueño no se presentara naturalmente, basta a veces con fijar una misma hora para acostarse y levantarse; cuidar que la habitación esté ventilada, sin mucha entrada de luz, ni ruido; evitar comer mucho antes de acostarse, así como bebidas alcohólicas o que contengan cafeína.
Un deportista de élite o que pretenda serlo, debe tomar responsabilidad sobre su entrenamiento invisible, asimilando hábitos saludables de manera autónoma, cuya recompensa será el avance en su rendimiento deportivo. Dormir, debe convertirse en una responsabilidad tan importante como alimentarse bien y comprometerse con sus prácticas deportivas. En niños y adolescentes, ésta debe ser una prioridad estimulada por la familia, que busca una formación integral.
- Ecuador
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