Un buen líder es una persona generalmente bien equilibrada emocionalmente, más resiliente ante las dificultades, capaz de moverse bien en el mundo, tanto de lo tangible como de lo intangible. Pero ¿qué significa ser un buen gestor de lo intangible?

 

¿Qué es lo Intangible en el mundo de la empresa y en la vida en general? Pues un buen líder debe saber manejar y manejarse en:

a) La incertidumbre

b) Las posibilidades y oportunidades

c) Los significados

d) El Sentido

e) Las Emociones, etc.

 

Hablemos un poco de cada una de estas características.

 

a) La Incertidumbre:

 

Un mal líder querrá moverse siempre en Territorio “seguro”, conocido, por lo tanto, se encerrará en su zona de confort, y quedará ahí estático. Pensando que lo que sabe hoy le sirve ya para el resto de su vida.

 

Un buen líder se mueve bien en la incertidumbre. Sabe, como decía Leonardo, que la ambigüedad es parte del proceso creativo. Se mueve cómodo en la duda, y se da el tiempo para plantearse el problema y buscar las mejores soluciones sin apresurarse. Un territorio nuevo es siempre un territorio para expandirse y crecer.

 

b) Las Posibilidades y Oportunidades:

 

El espacio seguro de un líder mediocre será mantener el control a ultranza. Por tanto, debe ser el único que manda y el único que piensa. Necesita todo el poder. Se va a mover entre las rutinas y lo previsible, atrapado en sus creencias y buscando culpables de todo lo que no sale como él quisiera.

 

Un buen líder se encuentra cómodo en la diversidad, la singularidad y la novedad. Sabe liberar su mente y la de su equipo de las creencias limitantes que nos hacen ciegos a las nuevas posibilidades. Sabe encontrar la buena noticia, lo rescatable de cada circunstancia. Y, por supuesto, sabe hacerse responsable de sus errores tanto como de sus aciertos.

 

La auténtica libertad empieza por liberar nuestra mente de las creencias que la limitan.

 

Un buen líder de lo Intangible sabe que siempre hay alguna posibilidad de hacer algo, por lo que su pensamiento es expansivo. No pierde mucho tiempo en quejarse de lo imposible.

 

c) Los Significados:

 

Decía Gabriel Celaya, gran poeta español de la Generación del 27, que “la poesía es un arma cargada de futuro”. Paco Ibáñez lo convirtió en un himno que nos llenaba de esperanza en los más oscuros días de la dictadura.

 

Para que sea así, debemos elegir bien las palabras y los significados que realmente son la llave para abrirnos al futuro que realmente queremos llegar.

 

Decía Armand Gatti que la verdadera revolución es la de las palabras. Salir del lenguaje miserable al que hemos sido condenados por la sociedad.

 

Hacerse cargo de un lenguaje que sana, que incluye, que genera una energía creadora, que pone paz, que vincula. Poner el lenguaje al servicio de las relaciones y los vínculos.

 

Porque las palabras viven en los sentimientos, forman parte del alma y duermen en la memoria.

 

d) El Sentido:

 

Mantener vivo un propósito, un ¿para qué?, que nos mantenga en movimiento y la dirección adecuada incluso cuando todo parece derrumbarse.

 

Para Soler y Conangla, padres del Modelo de Ecología Emocional:

“La vida cuanto más vacía, más pesa”.

 

Efectivamente, el vacío existencial, la ausencia de sueños, de propósito, de intención, nos deja carentes de voluntad, vacíos de energía.

 

Gestionar bien el Sentido en no permitir que desaparezca simplemente porque el camino real es diferente al que habíamos previsto. Se trata de vivir sin pelearse con el misterio o la sorpresa. Explorando lo desconocido sabiendo que no hay una única respuesta. Eligiendo siempre de forma consciente el sentimiento y la actitud que me va a llevar más allá, que no me anclan.

 

Vivir, en definitiva, construyendo, queriendo inspirar antes de que llegue la hora de expirar.

 

e) Emociones y otros:

 

Un buen líder conoce y sabe gestionar adecuadamente sus propias emociones y las de su equipo. Sabe cuestionar y derrumbar creencias, combinar primero y alinear después pensamientos diversos. Estimular sueños e ilusiones. Optimizar las vivencias, cualesquiera que sean, convirtiéndolas en experiencia enriquecedora para el futuro. Estimular las diferentes competencias de sus equipos, organizando siempre un todo armónico.

 

Y sabe ayudar a que otros consigan eso mismo:

            Sin Autonomía no hay Autoestima

 

Por todo ello, es un gran conocedor en todo momento de cuáles son las emociones más oportunas, cuáles son adaptativas  y cuáles desadaptativas, para cada objetivo, persona o circunstancia. Sabe, como he comentado en ocasiones, decidir a qué emociones les da la autoridad para ser sus asesores internos y a cuáles quitarles ese poder y autoridad.

 

“Lo esencial es invisible a los ojos”, decía el Principito.

 

Un buen líder es un buen Observador de esa invisibilidad.

 

En resumen, creemos que gestionamos lo concreto, lo observable, los números, cuando en realidad todo ello son solo los resultados de una buena o mala gestión de los Intangibles.

 

Autor:

 

Rafael Calbet

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