En los últimos meses me he topado en terapia con un sinnúmero de familias que presentan esta problemática. La verdad es que es una realidad que conlleva muchos problemas asociados, pero que también cuenta con oportunidades educativas.

 

El primer y más visible problema es la obesidad. Según datos de la OMS hay más de 42 millones de menores de cinco años con sobrepeso. La OMS destacó que la obesidad infantil es uno de los problemas más graves del siglo XXI en cuanto a salud pública. Esto tiene que ver con el sedentarismo y también con los efectos de una mala alimentación donde prevalecen azúcares refinadas y fritos. Dos acompañantes infaltables de una tarde de videojuegos

Junto con el sedentarismo aparece el aislamiento y con esto hay que tener cuidado. Primero porque no es tan notorio como el problema del sobrepeso y segundo porque cuando no se toman las medidas correctivas a tiempo el problema puede ser grave.

Ahora bien, no hay que entrar en pánico sino que como padres y familias comprometidas hay que estar atentos y poner límites claros, factibles y realistas.

Hay familias que optan por prohibir el uso de cualquier tipo de videojuegos. Si es una medida pensada, existe acuerdo entre los padres y les da resultado puede estar bien aplicarla, ojo que no sea por comodidad; que puede ser más fácil esquivar la realidad que ponerle límites. Personalmente no estoy de acuerdo con esta medida ya que puede ser que en casa estén prohibidos, pero en casa de amigos no y ahí no tenemos control ni del tipo de juegos ni del tiempo que le dedican.

Hay otras familias que tienen consolas, generalmente más de una, y mientras los niños y adolescentes estén jugando tranquilos (léase sin molestar)  no hay límites en el tiempo, peor aún en el tipo de juegos y no existe control sobre con que personas se conectan gracias al Wi-Fi para jugar en línea.

Lo ideal es que los padres reconozcamos que son una realidad, que en familia se decida por cual optar, ya que no es necesario contar con todas, basta con una. De esta manera sacamos en positivo valores como la generosidad, solidaridad y paciencia, ya que deben de compartir con los demás miembros de la familia los juegos y tiempos de uso.

 Es bueno contar con una variedad de juegos, lo que no significa que hay que tener todos los juegos que existen en el mercado (es recomendable leer los comentarios y recomendaciones sobre ellos en la web) y poner límites claros, cumplibles y realistas. Horas de juego, deberes primero, que los hijos tengan alternativas como practicar algún deporte y porque no, jugar junto con ellos; permitir que nos enseñen como se juega y pasar un rato divertido juntos. Una vez más estamos aprovechando las oportunidades.

  • A lo que más atención hay que poner es que no se conviertan en un mecanismo de aislamiento familiar y social. Los niños y jóvenes deben de aprender a conversar, pasar tiempo en familia y amigos. Los padres somos los que primero debemos de educar con el ejemplo. Como todo lo relacionado con la educación de nuestros hijos hay que estar ahí y no solamente con presencia sino que con compromiso.

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