De acuerdo con la autora, hay personas que muestran un esquema mental abierto, de crecimiento; es decir, que ven posibilidades en las diversas situaciones que les trae la vida. Estas personas muestran pasión y creen en el potencial de crecimiento del ser humano.
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Y también hay quienes, de acuerdo con Dweck, tienen una mentalidad cerrada y actúan bajo un esquema mental fijo, son quienes creen que las habilidades tales como cantidad de inteligencia, personalidad, preferencias y el carácter moral de las personas, vienen dadas desde el nacimiento. Sienten que no pueden equivocarse y que de alguna manera forman parte de una élite.
Mientras que las personas de mentalidad abierta aprecian la mejora en el desempeño y ofrecen experiencias de aprendizaje que nutren e impulsan el gozo de aprender y el compromiso, el diálogo y los canales para una retroalimentación honesta, quienes actúan bajo una mentalidad cerrada le dan el mayor valor al talento en lugar de al trabajo duro. Entonces, constantemente, sienten la necesidad de probar sus competencias.
No pretendo reducir a unos pocos conceptos esta interesante teoría, fruto de intensa y seria investigación. Pero lo que pretendo es tomar como base esta visión para invitarlos a observarse como padres, de una manera objetiva, en lo posible. Porque pareciera obvio que cada uno de nosotros se autodenomine como alguien con una mentalidad abierta. Sin embargo, nos podemos llevar sorpresas y al vernos de esta manera autocrítica, es posible que podamos aportar algo importante a la vida de nuestros hijos y por supuesto a la nuestra.
Aclaro que no pretendo poner etiquetas, es decir no creo que haya individuos de mentalidad abierta o cerrada, como una posición estática frente a la vida. Creo que todos tenemos diversas circunstancias y enfrentamos la realidad de diferentes maneras; no obstante, vale la pena darnos la oportunidad de hacer esta observación en perspectiva con la intención de sumar a nuestro trabajo de criar hijos auto gestionados e independientes.
La autora refiere bastantes ejemplos de cómo, sin darnos cuenta, reforzamos en nuestros hijos esta mentalidad cerrada. Cuando frente a algún fracaso académico o deportivo buscamos “consolarlos” culpando a los maestros, a los otros competidores, diciéndoles que ellos son los mejores, restándole importancia al evento o diciéndoles que la siguiente vez ganarán, estamos incrementando en ellos el temor a fracasar. Nuestra intención es consolarlos, pero posiblemente lo que estamos logrando es incrementar su estrés y su sensación de tener que responder a nuestras demandas, no con su esfuerzo, sino con sus habilidades intrínsecas, cosa bien difícil si creen no poseerlas.
Frecuentemente, los hijos reciben mensajes que conllevan juicio por parte de sus padres, sienten que sus características están siendo medidas todo el tiempo. El aporte que yo quiero transmitirles hoy es que centren su atención en la manera como se dirigen a ellos, en que no solo los juicios “negativos” los afectan, sino también los “positivos: “eres muy inteligente”, “eres muy bueno en fútbol”, “eres el mejor de tu clase”, “yo sabía que podías vencerlos a todos”.
La alternativa que nos presenta Dweck es focalizarnos en estimular el trabajo duro y el esfuerzo, los hijos necesitan retroalimentación constructiva y honesta, no consuelo. Podemos estimularlos a hacer un mejor trabajo y a comprometerse y cuando alcanzan el éxito, en lugar de alabar sus aptitudes intrínsecas, apreciar el esfuerzo y el trabajo invertido.
Esta postura puede generar controversia, más en el entorno actual, donde nos han vendido la idea de que la “autoestima” de nuestros hijos va de la mano con un extremo cuidado en evitarles molestias y a veces sin darnos cuenta eludimos asignarles responsabilidades que impliquen verdadero esfuerzo, donde los errores se le atribuyen a los demás y el responsabilizarnos de nuestros actos no es la prioridad.
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Yo creo que además de cuidar lo que les decimos y los mensajes que les estamos enviando a nuestros hijos, podemos comenzar a vernos a nosotros mismos, a hacer consciencia e identificar hasta qué punto nuestra mentalidad es cerrada. No desde un lugar de auto flagelo, sino más bien desde la autocrítica constructiva que dé lugar a la transformación, la cual puede redundar en soltar la necesidad de demostrar competencias y más bien abrirnos al aprendizaje y a visualizar el gran potencial de crecimiento que hay en cada uno de nosotros y en nuestros hijos.
Para saber qué es Mindset haz click aquí: http://ssgtmex.com/blog/node/mindset-la-mentalidad-de-lo-posible
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