Un cambio de colegio es un tema de suma importancia para un niño y los padres deben prepararse para ayudar y acompañar, brindando su respaldo desde el equilibrio. Consideraciones, ideas y consejos para facilitar el cambio de colegio en esta nota.

 

¿Qué queremos decir con equilibrio? Que hay que darle cierta relevancia sin tomarlo como un drama ni presuponer que significará grandes problemas para el niño. Prepararse no es angustiarse porque no nos equivoquemos, si le ponemos una carga emocional superior a lo razonable esto será percibido por el pequeño y puede tener consecuencias indeseadas.

Todo cambio en la rutina del niño, provoca como reacción natural inseguridad, que genera miedo. Por supuesto que cada persona es un mundo y los niños no son la excepción, algunos lo asumen con cierta facilidad y a otros les cuesta más tiempo. Esto ocurre con el cambio de colegio, no importa si éste cambio se produce por problemas económicos, cambio de domicilio o por la búsqueda de una mejor calidad en la educación. Si le sumamos una mudanza el impacto puede ser mayor pero en general es cierto que para muchos niños este cambio puede ser complejo dado que implica la separación de sus compañeros, amigos, profesores y un entorno que lo ha albergado y le ha entregado confianza durante cierto tiempo. 

Ahora en el nuevo colegio, deberá adaptarse a todo nuevamente, además de encontrarse con muchos compañeros que ya han formado sus grupos, lo que podría dificultar su integración. En este sentido distinta es la experiencia si se trata de cambiar a un colegio que empieza un nuevo ciclo conformando de igual manera un nuevo grupo ya que en ese caso todos son nuevos y puede ser mucho más sencilla la adaptación. Cuando todos son nuevos nadie lo es, esa es la regla y todos están en la misma situación.

Mejor prevenir que curar, cuando en casa ya no hay dudas en que el cambio se producirá, es muy importante que los padres comenten al niño la situación, explicándole con la mayor claridad posible, para que el hijo se pueda preparar y no lo tome por sorpresa. Además es tarea de los padres transmitir seguridad a sus hijos, destacar que los cambios son procesos normales en la vida y que este cambio en particular no tiene por qué ser una experiencia negativa para él o ella. 

Que los niños sientan miedo a los cambios o diferentes procesos de la vida, está dentro de la normalidad del desarrollo infantil. Lo importante es prestar atención al niño, escuchando  sus inquietudes y miedos con respeto. No es conveniente por ejemplo decirle: “qué tontería tener miedo por eso…”,  “eso no tiene importancia…” aunque para los padres no sea relevante, para él es realmente un problema que le preocupa y no sabe cómo afrontar, por lo que necesita mucha protección y apoyo. 

Con la finalidad de ayudar a nuestro hijo es conveniente potenciar la valentía e independencia del niño, animándolo a enfrentar poco a poco aquellas situaciones que le provocan temor, respetando sus miedos y elogiando cada vez que logre un avance y cada vez que tenga una actitud valiente frente a eso que lo asusta.

Un consejo práctico es visitar el colegio y enseñarle las rutas que debe tomar dentro del lugar. Si puedes, preséntales a sus futuros profesores para que les tome confianza.

Es importante que para facilitar el cambio de colegio lo motives a integrarse a actividades extracurriculares y también suele ser productivo invitar compañeros a jugar a casa. Esto le permitirá entablar otro tipo de relación con su “amiguito” en un ámbito donde se sientan seguros y confiados y en definitiva le ayudará a integrarse más rápido al nuevo colegio. Otro gran consejo para cambiar de colegio es hacerle notar que hará amigos nuevos.

Recuérdale cómo fue su primer día de clases en el colegio anterior, esto lo hará sentir más seguro sobre el cambio.

Entre los consejos para cambiar de colegio, algo que tú debes hacer es mantener la rutina. Intenta que los horarios sean casi iguales para que la vida de tu hijo no cambie por completo.

Si a pesar del apoyo que le entrega la familia y entorno, el niño se mostrara diariamente inquieto, ansioso o con nerviosismo constante, y esto le impidiera llevar una vida normal, ya sea porque no quiere jugar como lo hacía habitualmente, no se puede concentrar, presenta dificultad para conciliar el sueño, cambios de apetito y/o en su estado del humor, puede resultar de utilidad acudir a un psicólogo a fin de lograr ayuda profesional. Pero solo si fuera necesario, nunca como primera estrategia. 

Fuentes: http://www.educarchile.cl/

  • Argentina