… y como consecuencia, inhabilitando a esta generación para educar a la siguiente.
¿Qué hacer?
Rescatar la autoridad positiva con un adecuado manejo de los límites. La autoridad paterna debe de ser ejercida con cariño, estímulo y mucha paciencia para evitar caer en dos errores tan comunes como nocivos: el autoritarismo y el permisivismo. No hay que olvidar que autoridad viene de la palabra autocritas que significa sostener para crecer. (Ciompi,2010)
Muchas corrientes psicológicas de fines del siglo XX sostenían que corregir a los hijos era reprimirlos y en consecuencia traumarlos. Esta idea totalmente falta de sentido común ha desorientado a los padres y ha colaborado enormemente con la inmadurez de la sociedad moderna donde abundan “Peter Panes” que no saben lo que quieren, ni para donde van.
Lo cierto es que los hijos necesitan de normas, criterios y modelos claros a seguir tanto como del oxígeno para respirar. Esta ausencia sí que los puede traumar dejando graves secuelas en su formación y más a delante llegar a ser causa de graves comportamientos antisociales como la drogadicción o inmadurez crónica con todos los sufrimientos que estos conllevan.
Ahora bien, el ejercicio de la autoridad debe de ser asertivo y responsable, ese es el principal trabajo de los padres, sacar adelante a la familia y no sólo como proveedores materiales, sino como formadores de personas.
Si los padres ejercen su autoridad positivamente, los hijos conocerán los límites de sus derechos y obligaciones en las diferentes etapas de su desarrollo.
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Los hijos al nacer se asemejan a un árbol recién plantado que para crecer sano y fuerte necesita de una guía que lo sostenga y dirija para que crezca derecho. Lo mismo con los hijos, necesitan que los padres amorosamente los guíen y dirijan para que cuando alcancen su edad adulta lo hagan exitosamente, sanos y se conviertan en personas de bien, libres y felices.
- Argentina
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