No siempre nos encontramos ante situaciones favorables. La vida nos lleva por momentos difíciles en los que hay pérdidas, cambios, diferencias con otros o estímulos externos estresantes en cualquier ámbito de nuestra vida.
La mayoría de las veces esto no está en nuestro control.
La manera en la que enfrentamos estas situaciones hace la diferencia. No necesariamente el cómo lo vivimos externamente, más bien, la visión que tengamos generará un estado de enojo, angustia, culpa, miedo y demás; o, en cambio, un estado de aceptación, amor y armonía.
Es decir, dependiendo el tipo de lentes internos que usemos será la cualidad de nuestra experiencia. Está en nuestras manos cambiar de lentes.
La energía sigue a la mente, dicen los taoístas. Si logramos calmar la mente, independientemente de la situación en la que nos encontremos, y dirigirla conscientemente a generar paz, podemos generar ese cambio de visión.
En el centro de nuestro pecho habita una estructura luminosa, una parte de nuestro espíritu que nos permite conectar con nuestro ser interno, el cual es claridad, amor y expansión.
A continuación, muestro un ejercicio de meditación muy sencillo que te puede ayudar a conectar con esa fuente de luz infinita y así cambiar de lentes, cambiar tu visión frente a lo que estés experimentando o, simplemente, a cultivar de manera consciente ese estado de paz dentro de ti.
MEDITACION CENTRADA EN EL CORAZON:
- Siéntate cómodamente. Puede ser en un cojín en el suelo o en una silla. Tu espalda recta pero relajada. Tu barbilla un poco hacia adentro. Tus manos sobre tus piernas.
- Cierra tus ojos.
- Lleva la atención a tu respiración. Observa como al inhalar el vientre se expande, al exhalar se contrae.
- Siente como cada parte de tu cuerpo se relaja, comenzando con la cabeza, cuello, hombros, brazos, manos, tronco, cadera, piernas y pies.
- Lleva la atención al centro de tu pecho. Visualiza ahí una flama, como de una vela. Respira de forma profunda y relajada y con cada respiración imagina que la flama brilla más, como un pequeño sol. Permite que cualquier pensamiento, emoción o sensación se disuelva en la luz, lo que la hace brillar más, como la leña que alimenta el fuego. Observa y permite, lo que pase está bien.
- Imagina que tú eres esa luz. Visualiza como, cada exhalación, esa luz se va haciendo más grande: llena tu cuerpo, el cuarto en el que estás, la ciudad, el país, el mundo, el universo. Reposa en esa luz, permitiendo que tu observador flote sin apegarse a nada. Puedes permanecer ahí por unos minutos, visualizando que todo se disuelve en la luz.
- Ve regresando poco a poco. Observa tu respiración. Imagina tu cuerpo lleno de luz, de energía. Siente el contacto de tus pies sobre la tierra. Mueve un poco tu cuerpo. Cuando estés listo, abre tus ojos.
Puedes encontrar esta meditación guiada en el siguiente enlace:
http://libroweb.alfaomega.com.mx/book/932/free
Al practicar este tipo de meditación con constancia, generamos un cambio interno que poco a poco se va propagando a la vida cotidiana. Además de hacer esta práctica, al encontrarnos ante una situación de estrés podemos tomar una respiración profunda y conectar con el corazón para así actuar de una manera más clara y compasiva.
- México
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Muchas Gracias Jackie por este regalo. Acabo de hacer la meditación y es maravillosa, me dejó en un hermoso estado de paz.
Excelente recomendación. Especialmente en estos días en donde las situaciones de estrés prevalecen y vivimos siempre a toda velocidad, sin detenernos a disfrutar de los pequeños detalles que la vida nos ofrece cada día. Muchas gracias!!