La vida es una aventura maravillosa, es un constante aprendizaje y los maestros pueden ser tan variados como abiertos y humildes estemos dispuestos a ser.

 

"Cuando miremos con ojos de niños, tal vez entenderemos como es este juego de vivir y evolucionar"

 

Esta frase se la he robado a una amiga de su muro.

Pero…

No sé si les ha pasado, hay frases o palabras hasta imágenes que tienen un poder especial. 

Te remueven cosas, te revelan otras, te hacen sentir.

Esta frase en particular, no me dice algo que ya no supiera, pero me dio un enfoque de eso que ya sabia, diferente.

 

Yo rezo. Rezo mucho.

No de la manera tradicional. No me arrodillo y repito las oraciones que me enseñaron, que también las digo y las encuentro hermosas.

Rezar para mi es más bien una conversación mental con Dios.

Agradezco, agradezco mucho.

Pido, también pido cada vez menos pero si lo hago. No tengo cara para pedir después de haber recibido y seguir recibiendo tanto.

Pero hay algo que siempre pido, es una constante en mi y tiene que ver mucho con mi personalidad.

Pido ser digna de El, pido ser reflejo de El y pido aprender a ser mejor. Pido luz, para mí y para alumbrar a otros. 

Pido ser consuelo y ayuda. Pero sobre todo pido aprender a ser mejor persona. Pido una guía.

 

Y ahí es adonde voy.

Soy más afortunada de lo que creía.

Porque puedo decir que he sido escuchada. Dios respondió a mi eterna oración.

Porque aunque como ya dije, se que lo ideal es mirar con ojos de niño, no sabia como.

La respuesta está ahí todos los días.

En los ojos de un ángel al que Dios me dio el privilegio de llamar hijo.

Esta en sus ojos, en sus actitudes, en su bondad infinita, en su completa falta de rencor y egoísmo. En su maravilloso pase de página casi inmediato.

Y es que la vida es corta y hay que ser feliz, con mucho o con poco.

Es ahí donde encuentro mi respuesta y mi camino.

 

Una amiga querida y especialmente iluminada en estos días me hablaba de los milagros y del ego. De la ceguera y los miedos.

Todos tenemos angeles y respuestas a nuestras oraciones. No dejemos que el ego nos ciegue.

Puede ser que esa persona, la que menos esperes, sea justo la persona que más te enseñe, que te muestre que la verdadera fuerza está en el corazón, en el amor.

 

Dios encuentra caminos especiales para dar mensajes especiales.

Gracias Dios.

País:Ecuador