Vengo regresando de un viaje de vacaciones extraordinario. Sumé a mi “Baúl de los Tesoros” una enorme cantidad de imágenes maravillosas, colores brillantes, sabores diferentes y deliciosos, nuevos amigos, muchos momentos mágicos compartidos y nuevas e interesantes vivencias.
Una de las nuevas vivencias que experimenté por primera vez en mi vida este verano, fue el viajar sólo conmigo. Sin tours, sin planes preestablecidos, sin lista de lugares que tienes que visitar, sin horarios, sin google maps, sin miedo…..
Animada por mi hijo y por una extraordinaria y muy aventurera amiga, me lancé a experimentar este viaje sólo conmigo para tratar de aprender más sobre mi y ver con claridad lo que me gusta, lo que me asusta, reconocer mis habilidades y ver con claridad mis áreas de mejora.
Fui a un nuevo lugar que no conocía en Italia. A la costa Amalfitana. Un lugar de extraordinaria belleza que te llena el alma con sus paisajes, sus colores vibrantes, sus olores a mar y a limón, sus deliciosos platillos de mar, sus frescas ensaladas, sus granitas de limón y sus deliciosos gelattos.
Hice una maleta muy pequeña y muy planeada para llevar todo lo necesario pero para ir ligera. Me despedí de mi hijo en la estación Termini en Roma y él se fue al aeropuerto de Fiumicino para volar a Paris e iniciar su programa de verano en la ciudad Luz y yo tomé mi tren 5 minutos después rumbo a Nápoles, para iniciar mi aventura conmigo misma….
Viajé de Roma a Nápoles en un tren muy moderno y rápido y llegué como en hora y media. Ya en la estación de Nápoles y con las indicaciones que me había dado mi amiga, busqué la estación de trenes locales para llegar a Sorrento. Después de preguntar y dar unas cuantas vueltas encontré el lugar para tomar el tren…..
Primera sorpresa, la estación y los trenes locales son una calamidad. Viejos, feos, sin mantenimiento, grafiteados, de verdad como metro de quinto mundo. Llenos de turistas y locales sin lugar asignado….
Compré mi boleto a Sorrento y seguí a la bola de turistas que tomarían el mismo tren que yo.
Tuve la fortuna de conseguir un lugar para ir sentada y con mi maleta detrás de mis piernas. En ese momento di gracias a Dios de llevar una maleta miniatura y poder moverme sin complicaciones.
Se llenó el tren con mucha gente parada, perros, gitanos y una aventura por comenzar.
El trayecto a Sorrento toma como 90 minutos con cerca de 30 paradas. No hay un tren directo. Me tocó ver el robo a una turista australiana que iba parada con una enorme maleta y que viajaba con dos amigas y estaba sólo a unos metros de mi….Qué mal sabor de boca te causa el ver que en segundos alguien le quita a otro algo y sale corriendo y desaparece….Mi instinto natural me dijo que abrazara mi bolsa y me mantuviera alerta. El tren siguió adelante y durante dos estaciones se hizo un silencio enorme en el vagón en el que viajaba. Todos estábamos tratando de digerir lo que acabábamos de presenciar….
Pude después platicar con estas señoras australianas que después de dos estaciones acabaron sentadas junto a mi… Iniciaban un viaje de amigas y a una de ellas la acababan de dejar sin cartera, sin celular y sin tarjetas de crédito. Las 3 viajaban con unas maletas enormes y el carterista las eligió para robarlas….
Sin duda esta experiencia me marcó para ser extremadamente cuidadosa con mi persona y mis cosas durante el resto de mi viaje.
Finalmente llegué a la estación en la que me debía de bajar. Sabía yo que mi hotel no estaba en Sorrento sino en St. Agnello, que era la penúltima estación antes de llegar a Sorrento. Paró el tren y me bajé.
Llegué a una estación pequeñita y local. El 90 % de los turistas bajan en Sorrento. Nuevamente di gracias a Dios por haber llevado una maleta muy pequeña y ligera y por llevar más de dos años haciendo ejercicio y adquiriendo una muy buena condición física. Todas las estaciones están llenas de escaleras y hay que cargar. Bajé sin problemas las escaleras, salí de la estación y llegué a un parque central.
Sin mapa y solo con el nombre y dirección del hotel, entré en una gelatteria para pedir indicaciones para llegar. En italiano y con señas me dijeron que tenía que caminar como 5 minutos sobre la avenida principal y llegando a la farmacia diera la vuelta a la derecha y a unos metros encontraría el hotel.
Eso hice y así llegué.
Me registré en el Hotel. Un lindo hotel con una alberca muy agradable, unas habitaciones espaciosas y muy cómodas y desde mi habitación, al abrir la ventana, descubrí un bellísimo jardín lleno de árboles de limones, naranjas, fuentes y bellísimas rosas. Mi primer pensamiento fue, “Estoy en el paraíso”. Qué regalo tan increíble es esta vista mágica. Un cerro verde en el fondo con una construcción que parecía una iglesia y un jardín, mi jardín para disfrutarlo todos los días, caminar y meditar, como acostumbro hacer en mi casa, en mis caminatas diarias por la naturaleza…..
Me instalé en mi habitación, desempaqué y decidí pasar el resto del día en la alberca, sólo conmigo, escuchando bella música, leyendo un libro y tomando el sol .
Continuará……..
- México
Muchas gracias Amparo y Cristi! Un placer estar de regreso y compartir mi viaje y vivencias con ustedes.
Qué lindo tenerte de vuelta y contando esta aventura maravillosa! Lo que me encanta es que experimentaste cosas nuevas: viajar sola, ligera, sin planes, qué genial! Es sencillo imaginar el hermoso lugar a donde llegaste, por la forma en que lo describes, y ahora estoy con ganas de escuchar la continuación del viaje!
FELICITACIONES Carito. Tu narración me transportó a esos lugares maravillosos. Y me corroboró que SI SE PUEDE APRENDER EN CABEZA AJENA :)