Nuestros miedos más profundos y aquello que nos cuesta más dificultad hacer tienen un regalo muy grande para nosotros. Veamos ¿por qué? y ¿para qué?

 

La mayoría de las veces es lo que más necesitamos hacer, encarar nuestras debilidades y nuestras dudas para adquirir claridad, mirar esas situaciones que nos atemorizan a la cara es el mejor regalo que podemos hacernos a nosotros mismos. La vida nos pone siempre donde necesitamos estar para aprender las lecciones que debemos aprender. Esto una creencia mía muy arraigada y muy personal y es lo que enseño, que las casualidades y los errores no existen, que La Vida no se equivoca nunca con nosotros, siempre estamos en el lugar correcto y sucede lo que debe suceder.

Lo que he dicho anteriormente puede ser para muchos de nosotros un concepto difícil de asimilar, en especial cuando los acontecimientos y las situaciones que nos rodean nos causan mucho miedo. Pero preguntémonos de dónde viene ese miedo? Sus raíces más profundas están en la supervivencia. Ese miedo nos previene, nos alerta, nos impulsa a alejarnos de aquello que pone en peligro nuestra vida, es nuestro mejor aliado si queremos seguir vivos y nos impulsa a huir de la situación.    

Parece contradictorio, el miedo nos mantiene vivos, nos dice que salgamos corriendo y yo les propongo enfrentar las situaciones que nos causan temor. Lo que sucede es que hay miedos de miedos y aquí es donde los invito a la reflexión.

Existen miedos reales ante el peligro físico eminente, un animal que nos amenaza, un peligro de choque en la calle, un objeto que puede golpearnos. Todos esos miedos son muy REALES y debemos tomar acción. Son una respuesta a un acontecimiento presente que amenaza nuestra integridad y/o nuestra vida. Tengamos en cuenta estas dos palabras claves: momento presente y amenaza física.

Existen miedos percibidos ante amenazas que no están sucediendo en ese momento, son normalmente a futuro y bien podrían NO ocurrir, aunque nosotros en nuestro corazón de corazones creamos que sí. Y generalmente no amenazan nuestra integridad física sino nuestra imagen interna y nuestra auto-estima.

Hoy invito a hacernos cargo de nuestros miedos, a responder con asertividad ante los peligros reales, a reaccionar adecuadamente a los miedos infundados y a no permitir que ellos se hagan cargo de nosotros y para ello les ofrezco una estrategia simple. Respiremos profundo, aquietemos el tiempo necesario para identificarlo. Pensemos: Está realmente sucediendo esto en este momento? Porque si no sucede ahora mismo nuestra emoción es solo respuesta ante una interpretación nuestra de una situación y bien podría NO ser verdad.

Si es una interpretación nuestra, vale la pena canalizar la energía que se produjo para que no afecte nuestro cuerpo, y hacerlo con movimientos dinámicos como caminar, correr, o algún tipo de ejercicio. Y luego con la mente más serena reflexionar ante la situación y buscar una salida sensata.   

  • Preguntémonos: ¿Cómo puedo ver esto de manera diferente? Una manera más poderosa, más amable, más amorosa. Un punto de vista que se apoye en nuestra FE en la perfección de vida, y no en nuestra creencia exagerada en las circunstancias actuales. 

  • Argentina