La realidad es que muchas veces resulta difícil diferenciar entre un juicio y un hecho, por lo que voy a poner un ejemplo para aclarar esta diferencia:
"Rafa es alto" – Esto es un juicio
"Rafa mide 1.90m" – Esto es un hecho
Puede ser que pienses que "Rafa es alto" es un hecho, quizá la comunidad de entrenadores de baloncesto no opinen lo mismo.
Los hechos no siempre son ciertos, por ejemplo, Rafa podría decir que mide 1.90 pero, para ser más precisos, podría ser que su altura fuera de 1.89; por lo tanto, podemos decir que los hechos pueden ser ciertos o falsos.
En cualquier caso, se podrían demostrar, por lo que podríamos llegar a estar todos de acuerdo sobre la altura de Rafa si pusiésemos los medios adecuados para contrastar estos hechos.
En cambio, los juicios dependen de la persona que los emite, quiero decir, no tendríamos que estar de acuerdo todos en afirmar que Rafa es alto, por tanto, los juicios los clasificaríamos en fundados o infundados.
Que un juicio esté fundado en un hecho cierto, no lo convierte en una realidad, sino que seguirá siendo un juicio.
"Juan ha llegado tarde últimamente a la oficina" – Hecho
"Juan no está implicado en su trabajo" – Juicio
¿Puedes hacerte una idea de la cantidad de veces que damos algo por hecho cuando realmente no lo es? Pues lamento decirte que así es como has ido creando tu mundo, durante toda tu vida, por lo que es muy normal que al día de hoy te sea muy complicado cambiar de opinión en muchos aspectos, ya que bajo tu realidad, hay muchas cosas que son verdades irrefutables, cuando son meramente juicios que has creado tu solito/a.
Hay que tener mucho cuidado a la hora de emitir(te) juicios, ya que en muchas ocasiones son etiquetas que pones sobre ti o a los demás que no te dejan avanzar. Y no hablo sólo de los juicios que se dicen a los demás, también de los que se piensan sobre uno mismo, ya que son muy tóxicos y llegan a convertirse en creencias que se instalan en ti y limitan tu autoestima, tu seguridad, tu confianza y tus relaciones interpersonales.
Que un juicio llegue a tu mente es inevitable, de hecho, te sirven para tomar decisiones como elegir la escuela de tus hijos o decidir qué personas quieres tener cerca, por lo que necesitas utilizar los juicios para vivir, pero no puedes permitir que sean los juicios los que te utilicen a ti.
La manera más eficaz de saber si estás tomando juicios u opiniones de una forma correcta, es filtrándolos con 3 preguntas:
- ¿El juicio que tienes sobre algo o alguien, está fundado en un hecho real?
Es fundamental contrastar los hechos que te han llevado a tener una determinada opinión.
- ¿El objetivo de tu juicio es para algo bueno?
Debes plantearte si el objetivo de tu juicio es para algo positivo o si es para perjudicar a alguien. Cuando juzgas, opinas o criticas, de quien hablas realmente es de ti mismo/a.
- ¿Este juicio te ayuda o te limita?¿Es necesario tenerlo?
Hay que observar si el juicio te está acercando a tu objetivo o, por el contrario, te está alejando.
Si has pasado esta opinión por estos tres filtros: el de la verdad, la bondad y la necesidad, puedes estar tranquilo de que ese juicio te ayudará a decidir bien y actuar de acuerdo a ti mismo/a.
Por supuesto, tal y como indico en el título de este post, las opiniones del resto de personas sobre nosotros, los consejos que nos dan, hay que escucharlos y valorarlos, pero seguirán siendo juicios que emite la otra persona bajo su realidad, ten cuidado de que no se convierta en tu realidad!
Un abrazo y feliz coaching!!
www.albertopujolcruz.com
- España
Muchas gracias Cristina y José por los comentarios. Un abrazo!
Hola Alberto, muchas veces no tenemos conciencia sobre esto y vamos por la vida “enjuiciando” y, lo peor de todo, tomando decisiones basados en esos juicios infundados, como has explicado muy bien. Gracias!
Una gran verdad. Gracias por compatirla con nosotros y llevarnos a la reflexión.