y cómo esta actitud puede ayudarnos a perseverar en él cuando las situaciones son adversas.
Se te ha ocurrido pensar que siempre tienes la razón en ese viaje que emprendes hacia tus sueños? Que eres tú el que está tomando partido por las cosas de acuerdo a la manera en que las percibes, las interpretas y las juzgas? Que todo es parte de tu aprendizaje y son muchas más las posibilidades de que puedas sacarle partido a las circunstancias si te conectas con el sentimiento y la creencia de que La Vida SIEMPRE está a favor tuyo aunque en ocasiones no lo parezca? Que Ella, La Vida, en su infinita sabiduría y perfección simplemente está respondiendo a esa actitud/partido que tomas y se desarrolla de acuerdo a tus propias expectativas?
Piensa en algunos hechos de tu pasado, puedes recordar cuantas veces te has encontrado suponiendo el desenlace (prometedor o no mucho) de una circunstancia para luego comprobar que se presenta exactamente o de forma muy parecida a como lo previste?
Somos los artífices de nuestro propio destino, forjamos con nuestro andar cada paso del camino y el camino mismo; recordemos a Serrat (caminante no hay camino…) y abramos nuestro corazón para comprender que siempre tenemos la razón.
Pero sabiendo cómo sé, después de tantos años de trabajar en este tema, que en la generalidad las cosas no nos sirven para nada pues no tienen aplicación práctica, los invito a ser específicos y les entrego una herramienta que yo uso para aterrizar este pensamiento y lograr sintonizarme con aquello que realmente quiero hacer, lograr, tener y ser.
La herramienta también es simple y tiene su origen en una de las leyes espirituales de la vida llamada, “Ley del pensamiento”. Rige para las personas clínicamente cuerdas (es decir, que no han sido declaradas siquiátricamente desequilibradas). Es el pensamiento el que rige la emoción y el comportamiento del hombre. El ser humano puede, yo puedo, tú puedes, cada uno de nosotros puede elegir lo que piensa y desde allí manejar sus emociones y comportamientos.
Algunos de nosotros sentimos que NO es así, que la emoción nos maneja y, como consecuencia de esto, permitimos que nuestras rabias, tristezas y miedos nos amarguen un poco (o mucho) la vida y hasta nos enfermen, pero les doy mi palabra como especialista, si nos proponemos, si en serio tomamos la decisión, podemos hacernos cargo de nuestras emociones.
La estrategia es simple y utiliza los 5 dedos de nuestra mano dominante, requiere atención, práctica y perseverancia, pero es simple y TODOS podemos aplicarla. Dedo gordo: Reconocer la situación y la emoción que esta me causa. Dedo índice: aceptar la emoción y buscar qué es lo que me está tratando de decir acerca de mis propias creencias. Dedo corazón: agradecer por las enseñanzas que esta situación me trae y por la oportunidad que me da de crecer. Dedo añillo: perdonar, soltar, dejar ir completamente la situación y quedarme con la enseñanza. Dedo pequeño: definir una manera nueva y más poderosa de actuar en el futuro ante una situación parecida.
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Reflexionemos un poco acerca de esto y apliquémosla en las cosas pequeñas del día a día a ver qué sucede. Nos merecemos la oportunidad de evolucionar y transformarnos en las cosas sencillas del laboratorio de nuestra propia vida. Haz el intento.
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Gracias a ti Amparo
Muy buena herramienta. Muchas gracias.