Podemos retar a los estereotipos en la relación de pareja. Ellos nos llevan a tener visiones incompletas del otro y nos roban oportunidades de construir relaciones satisfactorias, basadas en el respeto y la aceptación de las diferencias.

 

Un estereotipo según la Real Academia de la Lengua Española, consiste en una imagen estructurada y aceptada por la mayoría de las personas como representativa de un determinado colectivo. Esta imagen se forma a partir de una concepción estática sobre las características generalizadas de los miembros de esa comunidad. Yo pienso que los estereotipos nos llevan a generar visiones parcializadas acerca de lo que nos rodea, es decir historias únicas.

Con el fin de evidenciar lo dicho, quiero narrarles esta corta historia, de la cual seguramente muchos de ustedes habrán leído diversas versiones: En un camino a las afueras de un pueblo, se encuentran dos coches que van en sentido contrario. La conductora baja la ventanilla y le grita al conductor del otro coche: BURRO. El señor muy enojado le responde VACA. Y algunos metros más adelante, el hombre choca contra un burro que está tirado en el camino.

 

Hoy los quiero invitar a revisar esas historias únicas en nuestra relación con nuestro cónyuge, que por generalizadas y estáticas considero incompletas. En mi trabajo con parejas he podido ver el buen resultado que trae esforzamos por darnos cuenta de cuándo nuestras visiones están siendo parciales. Digo esforzarnos porque esta posición frente a las actitudes del otro necesita ser el resultado de una decisión consciente, que requiere en la mayoría de los casos, bastante trabajo. Buscar los otros lados de la historia no es algo que hagamos en automático, más bien lo que si hacemos sin pensar es, como en la historia del burro, ponernos a la defensiva o atacar instintivamente y en ese camino vamos desperdiciando oportunidades, en este caso de construir nuestra relación.

 

Yo he podido ver que cuando los integrantes de la pareja aceptan la invitación a buscar en el otro las demás partes de la historia, logran manejar su relación desde una visión más amplia y balanceada, y a la vez comienzan a ver en sí mismos esas otras partes que posiblemente están ocultas y que al salir a la luz proporcionan un gran alivio y empatía frente a los posibles errores o defectos que al principio creían exclusivos de su pareja.

 

Igualmente el proceso puede darse al contrario, o de manera simultánea, es decir, que iniciemos con una revisión de nuestras propias historias, de los estereotipos que han dirigido nuestra vida, que nos han llevado a emitir juicios sobre nosotros mismos, historias que posiblemente traemos desde hace tiempo y que no nos hemos permitido poner en tela de juicio, no nos hemos detenido a ver qué tan sólidos son los fundamentos de esos juicios, o si han sido impuestos por el entorno. Esta búsqueda nos pude llevar a ampliar nuestra visión de nosotros mismos, de nuestra pareja y de la relación.

 

Yo opino que una vez logremos vernos y ver al otro en esa dimensión más integral, podremos realmente amarnos y amar a nuestra pareja, desde la definición de amor que me encanta del biólogo y filósofo chileno Antonio Maturana, que dice de manera resumida: Amor: Legitimidad del otro y respeto por él o ella.

 

Para cerrar y en caso en que estén de acuerdo con este planteamiento, los invito a comenzar desde ahora con cosas pequeñas, estas van generando el hábito de cuestionar nuestros estereotipos. Por ejemplo podemos intentar ver las otras partes de la historia en la primera situación que se nos presente en esta semana, donde nos sintamos enojados o lastimados por el otro. Va a ser muy interesante ver cómo cambia la energía y con ella las respuestas y cómo se genera amplitud y diversidad de actitudes en la interacción.

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