Focalizarnos en el presente es el camino para tener un futuro

 

He oído en estos días, con mucha frecuencia, la afirmación de que el mundo y nosotros no seremos iguales antes del Covid y después del Covid. No es claro lo que quieren decir con ello. Por el contexto en el que lo dicen hay un cierto tinte pesimista.

El mundo traía una cierta dinámica que el Covid frenó. Encerró a las personas, paralizó las actividades productivas, el tráfico en las ciudades se redujo casi a cero. Muchas personas perdieron sus trabajos, disminuyeron o perdieron sus ahorros. El trabajo en casa cambió la concepción de trabajar en una oficina o dentro de espacios que albergan gran cantidad de personas. El uso de las oficinas y los espacios de trabajo se disminuirá sustancialmente.

¿Será cierto que el rumbo del mundo cambió?

No estoy tan seguro. Tiendo a creer que el ritmo cambió por un tiempo. La dirección sigue más o menos la misma, con algunas correcciones. La velocidad volverá a acelerarse paulatina o rápidamente según los países, los grupos sociales y las personas.

Los grandes cambios serán para algunos grupos de personas, no como grupos sino como personas, que estaban menos preparadas o más desprotegidas o más carentes de recursos.

Otro grupo de personas se limitarán no por lo que ha sucedido o por las limitaciones del medio ambiente creadas por esta realidad del Covid. La limitación provendrá de sí mismas. De alguna manera, ya estaban limitadas y no habían progresado a los niveles en que lo hubieran podido hacer.

“Las personas tenemos la tendencia a continuar siendo y haciendo lo que hemos sido y hemos hecho y así modelamos el presente y el futuro de la vida”

Los científicos de la neurociencia afirman que tenemos diariamente de 60 a 70 mil pensamientos diarios. De esa cantidad, el 95% son pensamientos relacionados con el pasado y anclados en el pasado por medio de nuestros sentimientos, comportamientos y hábitos. El futuro se piensa, se planea y se construye sobre esa base del pasado. Es decir, en gran medida nuestro futuro es la continuación del pasado con algunas variaciones.

Aquellas personas cuyo pasado personal, su bagaje de cualidades, pensamientos, sentimientos, ideas, hábitos han sido creativos, proactivos, estudiosos, y con pensamientos orientados al desarrollo y al crecimiento seguirán adelante. Si fueron afectados encontrarán el camino para abrirse nuevos horizontes. Desafortunadamente, el porcentaje de esta clase de personas es muy bajo.

Otra categoría de personas son aquellas que saben que están limitadas pero que quieren salir adelante. Para ellas existe la posibilidad de revisar sus pensamientos y emociones que puedan estar limitándolas y que les impiden transitar caminos nuevos que los conduzcan a continuar en un proceso de crecimiento y de construcción de un porvenir brillante.

Hay tres cosas difíciles para estas personas: querer hacerlo, identificar sus pensamientos y sentimientos limitantes y poner en práctica los comportamientos que conduzcan a la modificación de esos pensamientos y comportamientos. En el camino se pueden apoyar en un coach.

A nivel organizacional sucede algo similar. Un conjunto de visiones y metas compartidas, una cultura organizacional de entusiasmo y disciplina y un permanente trabajo en equipo pueden sacar a las empresas de situaciones muy difíciles. Unos gerentes que estén convencidos de que hay que cuidar de las personas para que las personas cuiden de los resultados, es decir, donde exista una cultura centrada en las personas pueden siempre obtener esos resultados.

No se trata de fantasías, de pensar con el deseo o de pensamiento positivo. Es la realidad con la aplicación de las prácticas apropiadas. Para la muestra un botón. Una empresa cliente multinacional se encontraba en estado de “desesperanza”. El ambiente organizacional era el de “estamos quebrados”, “de esta no salimos” y “nos van a cerrar”. El equipo directivo no veía el camino para salir adelante.

El primer paso fue el de crear en el equipo directivo la confianza en las personas, la confianza de que con ellas podían salir adelante y para ello debían empezar por crear un clima de confianza entre ellos y todo el personal. Lo siguiente fue establecer unas bases y metodologías apropiadas de trabajo en equipo. Los problemas se solucionarían si generaban la participación de los equipos en la identificación de los problemas y en la generación de las soluciones. De allí se partió para la identificación de las metas y las disciplinas apropiadas para el seguimiento. El equipo directivo obtuvo confianza en sí mismo y en su capacidad de dirigir y hacer crecer la organización.

Las empresas pueden seguir unos procesos similares por sí mismas o con la colaboración de un consultor experimentado.

La incertidumbre generada por las situaciones difíciles siempre la pueden manejar las personas con el conjunto de ideas, pensamientos, sentimientos y comportamientos apropiados en cuyo proceso la disciplina personal juega un papel determinante. A nivel organizacional sucede algo similar. La incertidumbre siempre tiene formas de ser manejada por equipos directivos dispuestos y formados para ser capaces de afrontarla y solucionarla.

Hoy siempre es el mejor momento para hacerlo. Quejarse del pasado y pensar en el futuro como una proyección del pasado lleva a resultados que producen muy poco avance. El punto de partida es el hoy. Donde estamos, qué tenemos, qué queremos, cómo lo vamos a conseguir y con qué recursos contamos.

Frente a la incertidumbre se puede tomar una posición de temor y de víctima o se puede asumir el papel de creador y de solucionador. La víctima se queja, hecha la culpa a otros, a sí mismo, al medio ambiente. Mira el pasado, habla del pasado o proyecta el futuro con los hechos del pasado y sus determinantes. El creador, el proactivo se coloca en el hoy, mira el campo de las posibilidades, las asume, las toma y las convierte en realidad.