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son retos, son oportunidades de demostrar de qué madera estamos hechos.
Yo creo, y es una creencia muy arraigada, que estamos hechos de material divino; somos eternos, infinitos, perfectos, infalibles y tenemos una sabiduría, astucia y fortaleza mucho más grande de lo que pensamos. Sin embargo, nuestra naturaleza y potencial infinitos están cubiertos, por decirlo de alguna manera, de nuestro cuerpo físico, y desde allí, desde este cuerpo es desde donde debemos identificar y comprender los retos. Es desde nuestro cuerpo desde donde podemos actuar, nuestro cuerpo es la potencialidad hacedora y nuestra mente es la creadora, ella se encarga de transformar esa potencialidad en materia física, en resultados, pero siempre a través de nuestro cuerpo.
A lo que me refiero con esto es que no siempre logramos manifestar en este mundo físico lo que ya sabemos en nuestro interior, todos podemos vernos volando, pero no todos creemos que podamos hacerlo, y por lo tanto no lo intentamos lo suficiente. Para volar no sólo se necesitan alas, para volar se necesita Fe, y la fe debe ser absoluta porque en el camino habrá muchísimos intentos fallidos, muchísimos tiros de práctica que nos mostrarán evidencia y nos harán creer que NO podemos. Sin embargo, cuando la mente, que es la verdadera transformadora, está bañada en fe absoluta, nuestras creencias soportan nuestros sueños y la magia sucede.
Pero, cómo podemos comenzar organizar las cartas, a sacar conejos de los sombreros, a desaparecer objetos y para luego hacerlos aparecer en otro lugar, o a partir mujeres en dos y volver a unirlas? Cómo encendemos la magia?
Lo primero que debemos hacer es entender en qué posición estamos en este momento con respecto a la situación, esto es crucial para cualquier emprendimiento, es muy diferente comenzar un entrenamiento para una maratón cuando estamos acostumbrados a correr 15k a la semana que cuando damos dos vueltas a la manzana una vez al mes.
Nuestro camino hacia la magia comienza con nuestras habilidades actuales como magos. Un paso a la vez. Y el primer paso es siempre tener valor y mirar de frente al espejo, pero no como la madrasta de la cenicienta para preguntar quién es la más bella, por el contrario, enfrentando nuestros miedos, preguntando precisamente por aquello que no percibimos como tan bueno. El espejo puede mentirnos si lo abordamos con duda y negación, podemos reflejar allí nuestras negaciones actuales y perpetuar la situación. Para emprender el camino hacia la transformación hay que estar dispuestos a arrojar lo inútil al fuego y quemar lo viejo, el fuego es doloroso en ocasiones, pero no necesariamente implica sufrimiento, y si la vida lo puso al frente nuestro, por muy duro que parezca, es porque podemos afrontarlo y superarlo.
Cuando nos miramos al espejo con franqueza y logramos tener una visión clara de dónde estamos, entonces comenzamos a entender algo de lo que podríamos hacer para cambiar la situación, podemos trazarnos un camino, podemos comenzar a tomar decisiones, no necesariamente vamos a ser capaces de actuar sobre esas decisiones inmediatamente, y muchas veces aun con el tiempo no hacemos lo que sabemos que debemos hacer, pero al menos es un primer paso y comienza el despertar de la conciencia.
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Los animo a seguir adelante, solo tenemos que dar un paso a la vez. Mirémonos en el espejo y preguntémonos ¿Dónde estoy hoy?
Gracias por expresar tan claramente lo que podemos hacer para ser magos