¿Cuánto tiempo le dedicamos a las celebraciones en nuestra vida?
La realidad es que para alcanzar cualquier objetivo que nos marquemos, antes tenemos que pasar por cada uno de los mini-objetivos que nos llevarán hasta él, es decir, todas las metas que nos propongamos, estarán compuestas de pequeñas metas que nos acercarán a la meta final.
Que sean pequeños hitos, no quiere decir que conlleven poco sacrificio, por lo que no es justo quitarles el valor que se merecen. ¿Cuántas veces después de un esfuerzo por lograr algo, nos ponemos a trabajar para el siguiente mini-objetivo sin haberle dado tiempo suficiente a la celebración del anterior? ¿Cómo de exigentes somos con nosotros mismos para centrarnos más en lo que nos queda por hacer que en felicitarnos por lo conseguido? ¿Qué le estamos diciendo a nuestra autoestima cuando no nos premiamos por los pequeños logros que conseguimos?
Este mal hábito hay que modificarlo, tenemos que dedicar una parte de nuestro tiempo a celebrar los éxitos que tenemos, aunque nos parezcan pequeños, no dejan de ser éxitos logrados a través de nuestro sacrificio y constancia, seguro que hemos tenido que decir que no a cosas por lograr ese pequeño éxito así que, como mínimo, tenemos que premiarnos por ello. Además, mucho mejor si lo compartimos con otras personas cercanas.
Ocurre que nos alimenta más hablar de nuestros obstáculos que de nuestros avances, e incluso llegando a la situación, de creer que contar nuestros éxitos va a generar envidia, celos y malas intenciones por parte de los demás…qué sentido tiene todo esto?
Celebrar no significa ser arrogante, todo lo contrario, es un acto de humildad. Cuando celebramos, estamos reconociendo que nos ha costado llegar hasta allí, que no lo hemos tenido fácil y que somos vulnerables al fracaso. Opino que es mucho más arrogante, pasar por encima de los éxitos como si hubiesen sido sencillos, cómo si fuésemos super hombres o super mujeres…
No hay que esperar a ganar para celebrar, hay una gran frase que me encanta, dice que a veces se gana, y otras veces se aprende.
Es muy importante que descifres cuál es el valor que le des a avanzar, a veces perdiendo, se avanza mucho más que ganando, y se nos olvida celebrar este punto.
Propongo que penséis en qué objetivo estáis trabajando, y que reflexionéis acerca de cuáles son los mini objetivos que habéis conseguido últimamente que os han acercado a este objetivo general.
¿Cuántos de ellos estám pendientes de celebración? ¿Con quién te apetece compartirlo? Pues es hora de empezar a cumplir las deudas pendientes, no? Las deudas hay que pagarlas y sobretodo aquellas que tenemos con nosotros mismos!
Un abrazo y feliz coaching!!
- España
Genial Alberto, voy a revisar cuáles son mis deudas y a celebrar! Me encantó: a veces se gana y a veces se aprende.