Los seres humanos somos individuos racionales, es decir que no actuamos por instinto sino que pensamos porque poseemos conciencia de nosotros mismos y de nuestros actos. Esta acción que parece sencilla hace una gran diferencia porque le da al hombre la posibilidad de decidir.
Este poder de elección es una característica que no sólo nos diferencia de los otros animales sino que nos brinda algo que el resto de los seres vivientes no posee: la libertad. La autonomía, la independencia, el libre albedrío…
Cada uno es dueño de su vida y su realidad porque somos capaces de controlar nuestro destino. Aplicamos nuestro juicio en la toma de nuestras decisiones y podemos actuar libremente. Pero ¿qué hacer con tanta libertad?
Si bien el hombre es dueño de su propia soberanía, también se caracteriza por ser una criatura social. Tenemos una necesidad de vivir en comunidad, necesitamos de los otros para poder sobrevivir y desarrollarnos correctamente. Nuestros conocimientos, nuestras habilidades las logramos gracias a la relación con otros individuos.
Sin embargo, convivir con otros implica seguir las normas bajo las cuales se desarrolla ese conjunto de humanos y los patrones de conducta que son establecidos por ellos como los correctos. Vivir en sociedad es comprender los valores sobre los que se funda nuestra colectividad y aplicar los mismos en la búsqueda de ser la mejor versión de nosotros.
En esto se basa el concepto de moralidad, la cual se define como aquellas costumbres y normativas según las cuales se juzgan los comportamientos de quienes conforman una colectividad. Este es un elemento fundamental que conforma el criterio de cada persona e influencia sus actos y la toma de decisiones. Por otro lado tenemos la ética, que se define como la reflexión sobre todo aquello que implica la moral.
Tomando esto en cuenta, podemos ver cómo hoy en día vivimos en una sociedad que se degrada cada vez más y deja a un lado los valores para basarse únicamente en la búsqueda del beneficio propio y no el común. Es por ello que debemos entender que somos parte de un todo y que si bien la realización personal es importante, también debemos mirar a los lados y darnos cuenta que no estamos solos, que quizás hay alguien cerca de ti que necesita que le extiendas tu mano y lo ayudes.
De esta manera, como humanos libres, dueños de un raciocinio y que viven en conjunto con otros seres vivientes, tenemos la imperativa tarea de aprender a actuar de manera responsable y honesta y hacer cumplir no sólo nuestros derechos sino también nuestros deberes y los de los demás. Tenemos un compromiso con la sociedad al formar parte de ella y del entorno en el que vivimos ya que es ese el espacio donde nos desarrollamos como individuos y por ello hay que cuidarlo.
Aquí es cuando consideramos el término de buen ciudadano porque no se trata simplemente de formar parte de la comunidad sino de retribuirla de alguna manera, de hacer que prospere, que mejore y de colaborar para desde nosotros mismos para un bien común. Debe nacer en nosotros una preocupación por lograr encontrar la justicia y la paz colectiva, en rechazo a todo aquello que atente contra la moral ciudadana.
La sociedad se encuentra en un momento donde la lucha contra el individualismo se hace cada vez más difícil y en consecuencia, existe la tendencia en concentrarse tanto en uno mismo que llegamos a rechazar todo aquello que no se parezca a nosotros. Ser un buen ciudadano no se trata únicamente en ser correcto, significa también ser tolerantes, respetuosos y aceptar a los demás sin distinción de raza, sexo, la religión, nacionalidad, ni ninguna otra característica.
El civismo también se trata de luchar y colaborar para poder vivir un poco más armoniosamente en un mundo que nos lanza hacia la violencia, el atropello, el egoísmo y la hostilidad.
Quizás si todos reflexionáramos sobre nuestra naturaleza y todo lo que abarca (nuestra libertad y nuestra necesidad de relacionarnos y poder establecer normas de convivencia), podríamos encontrar el camino para ser mejores integrantes de esta sociedad. Por esta razón, se conmemora tal día como hoy una fecha que nos recuerda la necesidad de esta lucha como lo es el día de la Ética Ciudadana, festividad propia de República Dominicana pero que se debería rescatar en todos los países de América Latina y del mundo.
Para conocer más sobre esta celebración, ¡haz click aquí!
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Páginas consultadas:
http://historiadevenezuelaerik.blogspot.com/
http://www.dia-de.com/etica-ciudadana/
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