Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, directores, profesores de teatro, presentaron en el foro internacional de teatro, un trabajo de investigación teatral, el espacio escénico: contenidos.

 

Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, directores, profesores de teatro, presentaron en el foro internacional de teatro, un trabajo de investigación teatral, el trabajo citado, obtuvo una mención especial, a continuación algunos de los contenidos del trabajo citado.

Desde el punto de vista escénico del escenario como instrumento, es su nueva valoración del decorado como elemento y del espacio escénico como un lugar en que la acción teatral se desarrolla. 
En la mente de los actores, el espacio escénico es algo más que el polígono que es determinado por la línea de implantación escenográfica, pasando a ser una totalidad técnico teórica en la que se muestra el trabajo del actor y transcurre el espectáculo.

El espacio escénico en se amplía hasta englobar las relaciones actor y público, espectador y espectáculo; hasta convertirse en la entidad espacial neutra en la que se dispone el lugar, individual o múltiple de la acción escénica y unas determinadas relaciones con los espectadores que la contemplan. 
En mis puestas en escena, mi  preocupación por el espacio se manifiesta en mi necesidad que de crearlo a través de su temporalidad rítmica, es decir: musical. 

Los directores y el siguiente concepto: tratamos en nuestra actividad que el espacio tenga vida, por tanto, a nuestros ojos, y gracias al intermedio del cuerpo, la placa de resonancia de la obra. 
Podríamos avanzar incluso la paradoja de que las formas inanimadas del espacio, para devenir vivientes, deben obedecer las leyes de una acústica visual. 

Federico Herrero confiesa, siempre he tratado de que el actor dibuje entonces sobre el espacio su interpretación física, sometida a un ritmo determinado en un espacio neutro, desprovisto de falsas perspectivas, dotado finalmente de elementos evocadores, ascéticos y en cierto modo narrativos.

Los directores comentan, en nuestro análisis nos lleva a privar al espacio escénico viviente de toda mentira y dotarlo de unos elementos sólidos, materiales practicables, jugados en función de su significado concreto y determinados por una iluminación dosificada y consecuente.

Muchas veces hemos fracasado en el intento citado anteriormente.
A través de nuestras investigaciones escenográficas hemos tratado de liquidar el decorado ilusorio y construir elementos tridimensionales, generadores del juego escénico, a los que la luz concede su valor decisivo. 

Los directores en la última parte de la conferencia afirman: todas las tentativas de reforma escénica tocan este aspecto, es decir, la forma de dar a la luz su potencia total y a través de ella, al actor y al espacio escénico su valor plástico integral.
Podemos trabajar sobre el drama y el actor, en lugar de girar eternamente alrededor de fórmulas decorativas más o menos,  cuya investigación nos hace perder de vista el objetivo esencial. 

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